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Notas

  • Andrés Téllez-Núñez
  • Feb 3, 2022
  • 1 min read

o Recurrente este pensamiento: que no hubiera cometido error ni pecado alguno. Que siempre hubiera prevalecido la virtud. Todos los días y a cada minuto.

Solo de Jesús esto puede predicarse. De uno como ser humano es simplemente imposible. En cierto sentido me ayuda la reflexión de de La Bruyère: que muchos errores no tuvieron consecuencias. Que nos encontramos en el camino hacia la perfección. También ayuda notar la vida de San Pedro y de San Agustín.


o ¿Dónde quedan entonces la continencia, la mansedumbre, la dulzura y la moderación o templanza?

Exactamente ahí reside la virtud. Lo contrario no lo es y, por ende, es antifelicidad.

 
 
 

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