Lugares comunes
- Andrés Téllez-Núñez
- Oct 1, 2024
- 2 min read
Updated: Oct 31, 2024
Yo recuerdo ciertos detalles de las vidas públicas de tres personajes en la historia de Colombia que, a la vez que me parecieron buenos hombres, o sea, entre otras cosas, honestos y probos, sabían administrar y, además, eran cultos. Y si no eran cultos, o sea helenistas y latinistas, exhibían sentido común y sabían algo de administración pública y teoría del Estado.
Marco Fidel Suárez, Alberto Lleras y Virgilio Barco.
Hoy, en cambio, la chabacanería abunda.
¿Hay argumentos (políticos) serios?
¿Hay fundamentación filosófica, política y jurídica robusta?
¿Se recurre a la evidencia científica y técnica para diseñar las políticas públicas?
¿Se habla y escribe el español correctamente?
¿Hay buenas maneras, es decir, urbanidad?
¡No!
Ejemplos: (1) el actual jefe de Estado de Colombia es un ideólogo cuyas palabras y expresiones carecen de verdad objetiva y/o fundamento. Sus palabras tienen el efecto de engañar a incautos, que, por supuesto, se dejan engañar, y que creen, erróneamente, que el personaje es inteligente y/o bueno. Pero uno desmenuza cuidadosamente las expresiones mal utilizadas y tipeadas con mala ortografía en una red social, uno desenreda las premisas, si es que las hay, uno averigua bien los significados y los contextos, y entonces uno se encuentra con caos, con falsedades y con atentados contra la lógica formal y/o el sentido común; (2) algunos de quienes se (auto)denominan de “derecha” o de “izquierda” en el Congreso de Colombia no se quedan atrás. No saben hablar, no saben leer y tampoco saben escribir en español. Me atrevo a pensar que ni siquiera saben qué es una ‘ley’. Simplemente no hay nivel intelectual. Sus aproximaciones a la realidad tienden a ser binarias y simplonas. Su único interés verdadero y subyacente parece ser amasar fortunas con los impuestos de los pocos que los pagamos honradamente.
La superficialidad abunda —infortunadamente también— en aquellos espacios en los que no debiera hacerlo. Muchos de quienes ocupan cargos públicos en Colombia tienen como principales características la chabacanería, la ignorancia disfrazada de sapiencia y la verborrea. Y en otros contextos o espacios, en donde la agudeza, la profundidad y el pensamiento contraintuitivo debieran brillar, esas cualidades, típicas de intelectos sobresalientes, escasean o sencillamente no existen.
Ojalá sobrara el esnobismo intelectual —pero con méritos— y no abundara la chabacanería.
Recuerdo a mi fuente y maestro, que escribió que la "estupidez congrega" y la "inteligencia aísla".
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